Se dice que la frase “"cuanto más conozco al hombre más quiero a mi perro”", es de la autoría del poeta Lord Byron, escritor del paradigma de lo libertino y amoral, y que nunca encajó en la sociedad que le tocó vivir, por lo que abandonó el Reino Unido en 1816, para no regresar jamás y convertirse en un poeta errante por toda Europa. Esta frase  aparece en el curso de uno de sus poemas. Pero Lord Byron jamás tuvo un perro, de hecho, otra frase suya lo caracteriza plenamente como un antisocial nato: “Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo”.

Otros atribuyen la frase al filósofo Diógenes de Sinope o Diógenes el Cínico, nacido en el año 412 antes de nuestro era. Se dice de Diógenes que vivía en una tinaja o barril, comía junto a los perros y hacía todas sus necesidades en público, y siempre andaba acompañado de un perro flaco.

Perteneciente a la escuela cínica, que consideraba que la civilización y su forma de vida era un mal en sí mismo, Diógenes de Sinope llevó hasta el extremo las ideas del fundador de esta filosofía, Antístenes. Lejos de lo que hoy se entiende por cinismo (tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana y a expresar esta actitud mediante la ironía y el sarcasmo), las ideas de Antístenes buscaban alcanzar la felicidad deshaciéndose de todo lo superfluo. Así, este discípulo directo de Sócrates se retiró a las afueras de Atenas para vivir bajo sus propias leyes, sin obedecer a las convenciones sociales.

Según la tradición popular, Diógenes, caminaba por Atenas con una luz encendida y cuando le preguntaban que qué hacía, el respondía: "busco a un hombre honesto sobre la faz de la tierra"

En la actualidad, se conoce el Síndrome de Diógenes, en referencia al filósofo, como el trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social y la acumulación en el hogar de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.